Archivo por meses: marzo 2014

Una hora menos de Lengua a la semana: el primer paso hacia la quiebra neuronal

Que dominen nuestra palabra, y ya habrán dominado nuestro seso; que nos la cambien, y estarán cambiándonos. No es cuestión de estética y adorno: afecta a las raíces mismas de la vida social.  (F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra)

Los alumnos de Primaria de Aragón estudiarán a partir del próximo curso una hora menos de Lengua a la semana.

“Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra un muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba”.

Reproduzco estos versos de Bécquer porque sentí un frío parecido cuando mi padre leyó en voz alta esta noticia en el Heraldo. Una hora multiplicada por el número de semanas que tiene un curso, por el número de cursos y por el número de alumnos, y perderemos la conciencia de donde estamos.

Si la lengua es el instrumento de comunicación del grupo humano que la habla, constituye entonces el factor de cohesión social más elemental: entenderse. La decadencia de la lengua, la ausencia de disciplina en su uso, pondrá en peligro la intercomunicación entre sus millones de hablantes. Mantener la lengua en perfecto estado es una cuestión social; sin embargo, los Gobiernos, que poseen la herramienta decisiva para mantener su unidad, los planes de estudios, desatienden esa obligación. Me pregunto si lo hacen porque saben o porque no saben. Y por más que discurro cuál de las dos causas es más grave, no consigo establecer una jerarquía entre ambas.

Este idioma que nos ofrece a todos un maravilloso repertorio para componer mensajes comprensibles no es solo nuestro (de Aragón), lo compartimos con otras Comunidades y con otros países. Limitar el conocimiento de ese repertorio es privarnos de la capacidad de comunicarnos con la misma calidad que el resto. El español es el segundo idioma más aprendido en el mundo. ¡El primero en California! Un idioma que la gente presume de hablar en EEUU. Si, por este motivo, uno de los objetivos de la Marca España es que en 2020 nuestro país sea un socio fundamental para las relaciones con Iberoamérica, mal se apañarán en ese horizonte los aragoneses que ahora están en primaria con su pobre nivel de español.

Y aún hay algo mucho peor que esto de romper nuestro futuro: arruinar nuestras neuronas. Aprender a expresarse es aprender a pensar. Pensamos con el lenguaje y, si lo usamos mal, pensaremos mal.

Gracias al lenguaje nos entendemos o nos malentendemos, manejamos nuestra inteligencia, transmitimos nuestra cultura… El idioma es el principal instrumento de trabajo de periodistas, profesores, abogados, políticos… Y a los escritores, ¿quién nos entenderá dentro de este territorio?

Feria del libro

«#PétalosDeLuna aclamado por el público con una de las mejores valoraciones de la temporada»

La emoción de compartir un selfie

La imaginación ha llevado a diseñar mesas, sillas, bancos, camas… que se sostienen con solo tres patas, incluso con dos, y también las hay con seis o con ocho. Algunas se apoyan en ondas, bolas, asteriscos, etc. Sin embargo, lo habitual, lo original (por los orígenes) y lo seguro es que tengan cuatro. Hoy he entendido por qué. No me va a resultar fácil explicárselo; es posible no lo consiga, pero voy a intentarlo.

Imagínense el mundo, con el mar, la tierra, el cielo, el sol, las estrellas… Supongan a los hombres y mujeres que lo habitan, todos en general. Figúrense los sueños. Calculen las preocupaciones, los miedos, las dudas. Piensen en los problemas. Háganse una idea de las dificultades. Reflexionen sobre la alegría de estar vivos. Conciban los logros. Sospechen el alivio y la emoción de compartirlo todo.

Esther, de quien siempre digo que es la mujer más inteligente que conozco (ella no se enteró hasta ayer de que lo digo), decidió hacer un experimento y reunir a tres de sus amigas (Marian, Leles y yo) que no nos conocíamos de nada. Las tres nos entusiasmamos con la idea y hoy hemos compartido unas horas inolvidables. Y seguiremos…

Las patas de cualquiera de los muebles que he mencionado más arriba acostumbran a ser iguales: bien, pues nosotras también los somos.

¿Qué cuatro cosas tienen en común estas cuatro mujeres?

Esther, María Pilar, Leles y Marian 3

La sonrisa.

La satisfacción de haber encontrado algo que andaban buscando hace tiempo sin saberlo.

La alegría de quien acaba de darse cuenta de que, en adelante, el mundo se sostendrá sobre cuatro patas y será un lugar más seguro.

Y… las cuatro se han olvidado de pintarse los labios.

Pero Leles se ha dado cuenta al ver la foto, ha sacado del bolso una barra de carmín fucsia… et voilà! Preparadas para el selfie.

Selfie

Y como nos ha sabido a poco

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Aragón y el respeto a la palabra dada

El Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros,  ofreció ayer en Zaragoza una conferencia que fue presentada por la directora de la Obra Social de Ibercaja, Teresa Fernández, y por el director de Aragón Exterior, Ignacio Martínez de Albornoz. El objetivo de la Marca España es mejorar la imagen de nuestro país, tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras. Espinosa de los Monteros habló de valores que se le reconocen sobradamente a nuestro país, como la solidaridad, la hospitalidad, la simpatía, y de otros en los que debe mejorar notablemente, entre ellos, el respeto a la palabra dada.

Precisamente esa virtud que España aspira alcanzar de aquí a 2020 es la que ha caracterizado principalmente a los aragoneses desde sus orígenes: la nobleza.

Nobleza, en Aragón, es el respeto a la palabra dada. Según Joaquín Costa, el derecho es lo que define a Aragón. Aunque en su día desapareció el Reino de Aragón, el derecho civil sobrevivió a la ordenación jurídica y, lo más importante, en cada persona y en cada familia. El derecho aragonés se basa en la expresión “Standum est chartae”, estar a lo pactado. Es un aspecto esencial de la identidad aragonesa. Y estar a lo pactado significa “no te voy a engañar”.

Espinosadelosmonteros

Preludio de la primavera

Ayer vi la primera amapola de este año. Estaba sola, junto a una fuente, y yo pasé a su lado sola también. Me saludó y le di las gracias porque sentí que me anunciaba un tiempo nuevo de alegría y de esperanza.

De niña, de muy niña, creía que las amapolas eran unas rosas a las que no les habían salido todos los pétalos. Yo prefería las rosas: pétalos y pétalos superpuestos en perfecta armonía, su tacto de terciopelo y esa fragancia tan leve y tan distinguida. Aunque la rosa sigue siendo mi flor favorita, cada vez más me siento cautivada por la amapola. Me conmueve su fragilidad escondida tras la fuerza de ese rojo intenso que no existe en ningún pantone. Sigo soñando en ella el preludio de una rosa y, más que soñar, observo, escucho en las amapolas la obertura de un concierto mágico en el que intervendrán también la flor del almendro, las margaritas, los renuevos de las plantas y de los árboles… Un espectáculo de composiciones magistrales que solo una vez al año tenemos la oportunidad de disfrutar.

Los dos primeros poemas que tuve que aprender en la escuela fueron: uno a una rosa y otro a una amapola. Quizá era tan pequeña cuando los aprendí que no supe distinguir si hablaban de la misma flor y le daban nombres distintos. Los copio debajo de la foto.

Marina en el campo con una amapola

Novia del campo, amapola (Juan Ramón Jiménez)

Novia del campo, amapola,
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?
Te daré toda mi alma,
tendrás agua y tendrás pan.
Te daré toda mi alma,
toda mi alma de galán.
Tendrás una casa pobre,
yo te querré como un niño,
tendrás una casa pobre
llena de sol y cariño.
Yo te labraré tu campo,
tú irás por agua a la fuente,
yo te regaré tu campo
con el sudor de mi frente.
Amapola del camino,
roja como un corazón,
yo te haré cantar al son
de la rueda del molino;
yo te haré cantar, y al son
de la rueda dolorida
te abriré mi corazón,
¡amapola de mi vida¡
Novia del campo, amapola,
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola,
¿Te quieres casar conmigo?

 

La rosa del jardinero (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero)

Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
de cristal;
era a su borde asomada,
una rosa inmaculada
de un rosal.
Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.

A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:

—Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
nunca fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
que cuidé;
blanca estrella que del cielo
curiosa del ver el suelo
resbaló;
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
no llegó.

¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?
….