El 23 de abril de este año ha sido el más bonito que he vivido hasta ahora gracias a todos los que vinisteis a compartir conmigo unos minutos de vuestro tiempo.
El Día del Libro es el día en que un autor encuentra más motivos para continuar escribiendo: los nuevos lectores y los relectores, esos que te dicen que ya han leído tu novela dos y hasta tres veces, los que se subrayan y guardan frases que tú has escrito, que tú has inventado, tus pensamientos quizá, y las conservan en su libreta o en su memoria como tablas de salvación. Es maravilloso que un desconocido llegue a ti con la satisfacción de quien alcanza una meta porque lleva horas buscándote entre los puestos del Paseo de Independencia…
Y lo que siento es que lo más bonito de este Día del Libro, lo que me hizo vibrar de emoción durante todo el día, eso no lo puedo contar. Fue un detalle tan íntimamente sentido que si un día lo desvelo será seguramente en forma de ficción, en una novela próxima.
El Día del Libro es el día en que un autor, además de encontrar motivos para seguir escribiendo, encuentra también el alma de su próxima obra.
Gracias a todos los que vinisteis a comprar «Pétalos de luna» y gracias a la Casa del Libro y a la Librería General de Zaragoza por dejarme un espacio en vuestros puestos. En la Librería General tuve el placer de compartir mesa de firmas con Luis Zueco.