Apenas había salido de casa, comenzaron a caer gotas y, cuando estaba a punto de llegar a la Feria del Libro, tuve que refugiarme en un portal y esperar hasta que acabó de caer el chaparrón. Todavía pude disfrutar de la conversación y del aprecio de algunos lectores antes de que se desencadenara otra tempestad que obligó a cerrar las casetas. El espectáculo del agua y el viento con el fragor de la tormenta ofrecía un espectáculo tan bello y la compañía de los otros escritores (María Pilar Cavero, Modesto Bescós y Félix Generelo) era tan agradable que fue una tarde inolvidable. Y Yolanda Palacio nos trató tan bien… Hasta algunos lectores se quedaron también encerrados en la caseta con nosotros esperando a que pasara la tormenta.
Después, durante el concierto de Los tres norteamericanos (con Joaquín Carbonell) algunos lectores me buscaron entre el público para que les firmara «Pétalos de luna». Gracias a todos por vuestro cariño y por vuestra valentía.