El primer día más importante de mi vida fue un 31 de marzo, el día que nació mi hermana.
Mis hermanos son yo misma. Yo soy ellos.
No igual que yo (ellos son mucho mejores), sino yo.
No una parte de mí, sino yo.
No una prolongación de mí, sino yo.
Y yo, ellos.
Somos la misma sustancia, la misma sangre, el mismo misterio.
Somos el mismo amor que ama al otro igual que a sí mismo, que es también el otro.