«La imaginación es más importante que el conocimiento», decía Albert Einstein. Esa afirmación resulta mucho más evidente en un mundo donde el conocimiento está al alcance de un clic. La directora de Orientación del Colegio Mare de Deu del Angels de Barcelona, Nuria Sánchez–Povedano, se preguntaba en una conferencia que impartió recientemente en Zaragoza: “¿Cómo podemos educar para un mundo que ni siquiera podemos imaginar?” y respondía: “La estrategia que necesitarán para solucionar los retos que se les planteen, sea cual sea ese mundo al que nos dirigimos, es que estén preparados para pensar”. Cada individuo posee fortalezas distintas y, por consiguiente, lo más importante es ofrecerle la mayor riqueza de estímulos y oportunidades para que alcance a la excelencia.
Ser creativos forma parte de nuestro estado natural y, no obstante, si no reforzamos ese talento con el entrenamiento y los instrumentos adecuados, jamás podremos desarrollar todo nuestro potencial.
Robert Dilts, consultor de Programación Neurolingüística, define la creatividad como la capacidad de “idear algo nuevo y materializarlo”. Es necesario, dice, “aportar herramientas para cumplir los sueños, no solo soñar”. Walt Disney afirmaba que una persona creativa era un soñador realista y crítico. Los procesos de creatividad se caracterizan por un nivel elevado de intuición, capacidad de percepción, flexibilidad, capacidad de asociación, capacidad crítica, esfuerzo, planificación, perseverancia y valentía.
El pensamiento divergente nos permite encontrar respuestas múltiples a una sola pregunta, distintos usos a un mismo producto… ¿Cómo podemos mejorar el pensamiento divergente y, por tanto, la creatividad?
En el seminario Creatividad y talento creador, organizado por el IAF daremos las claves para detectar y potenciar la creatividad y el talento individual, tanto en el ámbito personal como en el empresarial, y entrenaremos el pensamiento divergente y la inspiración.