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Los escenarios de «La sobrina» en «Heraldo de Aragón»

Me ha hecho mucha ilusión ver en el Heraldo de Aragón algunos escenarios de mi novela «La sobrina».
Su acción se desarrolla en buena parte en Luna Real, que es en realidad mi pueblo, Laluenga, una localidad del Somontano de Barbastro.
El impresionante «Pozo nuevo», conocido como «la catedral de los pozos»; la iglesia románica; las calles; la plaza principal; los paseos; el cementerio; los campos… son los lugares donde Amalia Delibes, la sobrina, una mujer que siempre ha sido despreciada y engañada, encuentra el valor que necesita para enfrentarse a los fantasmas de un pasado que le atormenta. En el pueblo descubrirá la vida en toda su magnitud, una vida que proveerá sus anhelos más hondos, pero que la obligará a enfrentarse no solo a su familia, sino también a ella misma, para conseguir aquello que busca con mayor desesperación: ella.

https://www.heraldo.es/…/laluenga-gozo-mas-pozo-1241486-300…

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Galdós, Unamuno y Acín

En la tertulia canaria del Café Universal, Benito Pérez Galdós arrancaba las hojas del periódico y hacía pajaritas y otras figuras de papiroflexia. También Miguel de Unamuno es conocido por este arte. Hasta inventó una palabra para denominar la «ciencia que estudia las pajaritas de papel»: Cocotología (compuesta por la palabra francesa cocotte, pajarita de papel, y de la griega logia, de logos, tratado). Ramón Acín es el autor de las más famosas pajaritas, las que se encuentran en el parque Miguel Servet de Huesca.

Este cuento va por ellos:

Galdós, Unamuno y Acín

(En el Paseo de Las Pajaritas)

Sentado en uno de los bancos del parque, don Benito acabó de leer el periódico, arrancó una hoja y comenzó a doblarla y a volver a doblarla amasando las superficies hasta que de su meticulosa ejecución de pliegues surgió una pajarita impecable.

—¡Habla, pajarita! ¡Habla! —exclamó don Miguel desde el otro extremo del paseo.

—¡Pensaba que no llegabas hoy!

—El tiempo se detiene en esta hermosa ciudad. ¿Y Ramón?

—Estará ayudando a algún artista en apuros.

Un anciano que pasaba los interrumpió:

—Buenas noches.

—Buenas noches.

—Parecen ustedes de otra época; sin embargo, me resultan familiares.

—Permítame presentarle a don Benito Pérez Galdós. Soy Miguel de Unamuno. Venimos a re-unirnos con don Ramón Acín, a quien estamos esperando. Aquí seguimos los tres en el empeño de perseverar en nuestro ser. Somos el esfuerzo que ponemos en continuar siendo hombres, en no morir.

—Me gusta esta época y esta ciudad —añadió don Benito—. Aquí es fácil emular las dotes observadoras de Cervantes, de Velázquez, de Dickens. Lo inmutable del corazón humano y los ordinarios sucesos de la vida tienen aquí y ahora grandes condiciones de originalidad, de colorido, de forma.

—Yo también escribía —dijo el anciano—. Nunca publicaron mi obra.

—Todavía está a tiempo. ¡Le ayudaremos!

El anciano presentó su novela en el Paseo de Las Pajaritas. Desde entonces, escritores, pintores, artistas de todo el país se citan en este lugar. Recitan poemas, representan obras de teatro, leen novelas… Unos pintan, otros tocan algún instrumento. Hacen tertulias, vienen mecenas. Galdós, Unamuno y Acín no faltan a ningún encuentro.

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Feliz cumpleaños, Federico García Lorca

Hoy hace 117 años que nació Federico García Lorca.
Y los cumple en el corazón de todos los que amamos la poesía, el teatro, la literatura… y, en definitiva, la libertad y la vida.
Quisiera que me cupiese aquí toda su obra, todos los homenajes que le han hecho, los reportajes, los documentales…
Todo para celebrar su vida, su grandeza.
No me cabe aquí todo, pero sí copiaré aquí uno de sus sonetos (Ya sabéis cuánto me gustan los sonetos).
Y dos canciones: “Take this waltz”, adaptación del “Pequeño vals vienés” -perteneciente al poemario Poeta en Nueva York- de Leonard Cohen, y el Romance de la luna luna interpretado por la aragonesa Carmen París.
Feliz cumpleaños, Federico.

El amor duerme en el pecho del poeta

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!



Me anticipé un día. El cumpleaños de García Lorca es el 5 de junio y no el 4. Pero yo ayer creí que ya era 5. Será que tenía muchas ganas de recordar al poeta, de volver a leer su obra. Un aniversario siempre es una buena excusa para hacerlo.

Literatura RSC

“No se puede huir de la vida. En mis tiempos no se hablaba tanto de felicidad. Si llegaba, la agradecíamos. Pero también hay otras cosas que son igual de importantes y que compensan y tranquilizan el espíritu: el deber, el sentido de la responsabilidad”.

Escuché esto recientemente en una película de 1942, Como ella sola, dirigida por John Huston y protagonizada por Bette Davis y Olivia de Havilland. Se me quedaron grabadas esas palabras con las que el padre responde a las quejas de su irresponsable hija sobre su infelicidad.

Sin sentido de responsabilidad es imposible encontrar sentido a la existencia. Cuando falta la responsabilidad sobrevienen la injusticia, el caos, el desconcierto, la desconfianza y la infelicidad.

Quien renuncia a su responsabilidad está renunciando a su libertad.

«Vivir exige mucha responsabilidad”, dice Sándor Márai en su novela La hermana. Y la responsabilidad, además de libertad, implica valentía. La responsabilidad tiene que ver con elecciones ante una encrucijada de alternativas. Estamos constantemente eligiendo; a veces de manera consciente y otras de manera inconsciente.

El escritor debe tener un sentido muy exigente de la responsabilidad personal. El ejercicio de escribir obliga a elegir en cada frase, en cada palabra, en cada pensamiento y, como no, en cada personaje que construimos.

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos”, dijo José Saramago. También los personajes literarios son según son su memoria y su responsabilidad.

Uno de los personajes literarios que más me fascina y precisamente por su estricto sentido de la responsabilidad, es Johanna Sansíleri, protagonista de la última novela de Álvaro Pombo. Cuando muere su marido, descubre que había estado engañándola durante años, que tuvo una doble vida con otra mujer y, lejos de culparle a él o la otra mujer, busca en sí misma el motivo que llevó a su marido a engañarla.

También otro personaje, Henrik, de El último encuentro (Sándor Márai) asume, si bien casi al final de su vida, que tuvo su parte de responsabilidad en la infidelidad de su esposa.

La responsabilidad tiene que ver con la conciencia, con estar presente en cada acto. La realidad es el resultado de actos racionales y de impulsos irracionales. Y también la ficción, puesto que son los personajes los que legitiman la acción.

“Nos guste o no, todo lo que nos sucede es consecuencia de las decisiones que tomamos en el pasado”, dice Clara Barrabes, la narradora de Pétalos de luna.

Muchísimas gracias a Social in Way por invitarme a participar en sus interesantísimos cafés RSC.

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Aquí podéis ver la película completa de John Huston que mencionaba al principio:

 

Elena Poniatowska gana el premio Cervantes

La escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska acaba de ganar el premio Cervantes. Es la cuarta mujer que consigue este premio en sus treinta y ocho años de andadura: sus antecesoras: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992) y Ana María Matute (2010).

Aprovecho para compartir con vosotros un breve cuento Elena Poniatwska en su propia voz, “El recado”.

Con los ojos con cerrados y de la mano amiga

“Al final de las vocaciones suele haber un gran profesor. Un profesor es como un cineasta”, dice David Trueba cuando habla de su película “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, que se estrena hoy.

Al final de mi vocación, la Literatura, hay un gran profesor: don José Arlegui.  Se entusiasmaba con mis comentarios de textos literarios y no entendía que pudiera dedicarme a otra cosa que no fuera a la Literatura. Una mañana, tras pedirme que leyera ante mis compañeros el comentario que había escrito sobre un poema de Antonio Machado, me convenció para que estudiara Filología hispánica. Y aunque no he hecho de ella (al menos, de momento) mi profesión, la Literatura es para mí “la veste pura y el palpitar suave de la mano amiga”.

Este era el poema:

Desde el umbral de un sueño me llamaron… 
Era la buena voz, la voz querida. 
    -Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?…. 
Llegó a mi corazón una caricia. 
    -Contigo siempre….Y avancé en mi sueño 
por una larga, escueta galería, 
sintiendo el roce de la veste pura 
y el palpitar suave de la mano amiga.

Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas, 1907)

Y esta la película de David Trueba que os recomiendo:

‘Pétalos de luna’, el misterio de los corazones (Mariano Gistaín)

Pétalos de luna es una novela de acción trepidante: una acción que se desarrolla interiormente en cada uno de los personajes y que es tan poderosa que domina la realidad, la crea. Pétalos de luna pone de manifiesto el extraordinario poder de las emociones: tanto para alcanzar objetivos como para hundirse en abismos insondables si uno se deja arrastrar por ellas.  Noelia Duch deja escrito en su diario que muere de amor y se pregunta si pudo haberlo evitado: ¿El amor o la muerte? Puesto que ella ya no está a tiempo de salvarse, emplea sus últimos suspiros para pedirle por escrito a su mejor amiga que escriba la historia de amor que la ha conducido a este fatal desenlace. Está convencida de que sus errores,  sus decisiones equivocadas, servirán para que otras personas comprendan lo arriesgado que es amar como ella amaba, esperar como ella esperaba. Su amiga, Clara Barrabés, lee la petición diez años después. Los remordimientos que estos diez años han logrado aplacar irrumpen con toda violencia en el alma de Clara.  Noelia Duch deja escrito que muere de amor, pero algunos no la creerán.

 

Pétalos de luna, de María Pilar Clau, es una novela sin trampas: te cuenta todo desde la primera página. Te da el plan de la obra, el índice. Entonces, ¿qué es lo que mantiene el interés? No lo sé. Hay una trama, una intriga, pero desde el principio se sabe el final. Quizá es que la novela contiene un enigma en cada página, como acertijos ocultos en la sustancia de la prosa, en las tensiones invisibles de las palabras, tan importantes en la novela. Pero no se trata de juegos de palabras o de texto poético, embellecido o rebuscado: es algo más misterioso, quizá el mismo hechizo del lenguaje ante una pasión desgarrada. Si la literatura y el arte son las vías para explorar el misterio del alma humana, Pétalos de luna es una obra maestra. No parece que la autora haya querido complacer las modas ni satisfacer las tendencias de los tiempos, sino contar una historia que reclamaba salir y conjurar un peligro que siempre acecha. En ese sentido es un manual de instrucciones que alerta ante el peligro de los sentimientos y las emociones que se desbocan hacia la persona equivocada. Cada palabra actúa sobre el mundo, cada pensamiento crea el mundo, cada emoción conmociona el universo.

Por lo demás la novela refleja muy bien la distopía interior de 2011, donde ya se había decretado la estampida general y el caos reinaba en los corazones.

Mariano Gistaín