Las conquistas, los logros, las grandes ambiciones, solo tienen valor si contribuyen al bien común. Los gigantes de la historia son hombres de marcado carácter cuyos méritos y triunfos sobrevivirán a su época y a todas las épocas porque su historia es nuestra historia. Gracias, Nelson Mandela.
INVICTUS – William Ernest Henley (Long John Silver)
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
(«Invictus» es el poema que Nelson Mandela se recitaba a sí mismo cuando llegaban los momentos peores a lo largo de su terrible cautiverio en prisiones sudafricanas por su lucha contra el racismo y el apartheid)
Hola María Pilar, hoy ha sido un día triste para la Humanidad,al perder a un ejemplo de entereza,reconciliación y humildad.En un continente,el africano, donde prevalece corrupción en el poder,Mandela unió los sentimientos de bondad,para su país y África en general,carismático en su personalidad ,ha sido admirado en todo el mundo, bien sea que su legado fructifique en beneficio del presente y futuro. Un fraternal abrazo para ti María Pilar.
Es cierto, Antonio. Pero ese ejemplo que tu mencionas no se lo ha llevado con él, nos lo deja aquí para nosotros y para toda la humanidad. El recuerdo y las obras de las personas como él no se acaban en una generación, ni en unas pocas, sino que perduran eternamente. Muchas gracias por tu comentario. Un gran abrazo.