Las lectoras de Lucena de Jalón me descubrieron ayer infinitos matices de «Pétalos de luna» en los que yo jamás habría reparado. Diferentes tonos, distintas escalas, gamas dispares que me fascinaron y que, estoy segura, engrandecerán mis próximos escritos igual que ya me han enriquecido a mí misma.
Su interés por mi novela, su gran saber leer, la particular sensibilidad de cada uno de ellos, el acierto de sus reflexiones, su exquisita amabilidad, su simpatía, su hospitalidad y su cariño permanecerán para siempre en mi corazón.
Gracias a cada una de ellas y gracias también a Bizén Fuster, que es quien me invito a participar en este ciclo organizado por la Diputación de Zaragoza.