El optimismo es la forma de comunicación más cordial, eficaz y próspera posible que uno puede establecer consigo mismo. Al hablarse y escucharse de este modo, uno se reconoce autor de su propio destino, artista en cuyas manos se encuentra la habilidad de embellecer la vida que está por venir.
La Asociación Cultural San Roque de Pallaruelo de Monegros me pidió que diese una conferencia en sus jornadas culturales. El tema lo dejaron a mi elección. Me sentí doblemente halagada: por la estimación y por la confianza, y busque el mejor tema que podía ofrecerles.
En mi biografía de Twitter digo que soy “Escritora, periodista y casi siempre optimista”. Y digo “casi siempre” porque a veces no consigo serlo o, sencillamente, no me da la gana (también soy un poco tozuda conmigo en ocasiones). Sin embargo, confieso que, cuando lo soy (optimista quiero decir ahora), obtengo todas las cosas buenas que en algún momento de mi vida me he atrevido a soñar.
Y, puesto que conozco ese código y tengo cierta experiencia en formularlo y comprenderlo, decidí que fuera este el tema de mi conferencia. “Optimismo. El arte de vivir”, la titulé.
Me acompañó en la mesa Mariano Gistaín, quien se ocupó de ir ilustrando la conferencia con retazos de historias personales y notas de humor que arrancaron las risas del público. Tuvimos un público de lujo y un presentador extraordinario: Paco Lasierra, el gran cantador de jotas conocido y reconocido como el Chato.
Gracias a Lourdes Alcubierre y a todos los miembros de la Asociación Cultural San Roque, y a todos los vecinos de Pallaruelo de Monegros que asistieron a la conferencia. Fue una tarde preciosa.