Cuando tengo la gozosa ocasión de escuchar a quien ha leído lo que escribo, de sorprenderme con los diferentes matices con los que cada lector ha completado mi novela, con la hondura de los sentimientos que he logrado despertar al expresar los de unos personajes que han nacido de mis propias entrañas o de mi propia imaginación… Cuando tengo la oportunidad de conocer, de reflexionar, de explicar, de compartir… Cuando la primera correspondencia entre escritor y lector se prolonga en una interesante y enriquecedora conversación. Entonces siento la inmensa alegría de ver correspondida mi pasión por escribir, por inventar, por componer; esa pasión a la que me entrego en cuerpo y alma.
Gracias infinitas a las lectoras de Paracuellos de la Ribera y de Orera por permitirme prolongar esa deleitosa conversación, por compartir conmigo momentos tan intensos y tan entrañables, por corresponder a mi pasión.
Y gracias a la Diputación de Zaragoza y a Bizén Fuster por esta grandísima oportunidad.