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La propagación de la escritura

Lo maravilloso de escribir es escribir, sin más. Pero cuando el escrito está acabado, viene ese delicioso reposo que consiste en no estarse quieto y en el cual cada acción se refleja y se propaga como cuantos de luz, como fotones.

Y así es que un año y medio después de su publicación en ebook, continuo gozando de las muchas alegrías que me proporciona «Pétalos de luna«. Participar en el Congreso del Libro Electrónico fue una de las grandes, y las grandes tienen muchas irradiaciones. Hoy, por ejemplo, he recibido dos fotones (valen aquí las dos acepciones de la palabra; la que está en el diccionario y la que se entiende como buenísima foto). Primero, Eli Río ha publicado en un grupo de whatsApp que compartimos un foto de la página de El Cruzado Aragonés donde se muestra un momento para mí muy feliz del Congreso: cuando conocí a Luz Gabás y me reencontré con Antón Castro y con Esteban Navarro. Y hace un rato, otra alegría: Lolo Sampedro, la directora de El Cruzado y buena amiga, me ha enviado la foto original. 

Muchas gracias, Lolo, por la publicación de El Cruzado, y muchas gracias a las dos por ese gesto tan bonito de enviarme las fotos.

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La urgencia de actuar

Cuando presenté “Pétalos de luna” en Madrid, junto con Maribel Verdú, Jorge Sanz y Luis Alegre, hablé de la alegría que suponía para mí publicar en ebook. ¡Mi novela en una pantalla! “Y al cabo —añadí— ¿no pensáis que el valor de una novela está en la propia novela (el lenguaje, la historia, los personajes, las emociones que es capaz de causar…) y no en el formato?” (Por cierto que tanto Maribel como Jorge afirmaron que la querían en pantalla, pero en pantalla grande, y con ellos como protagonistas).

Así lo dije y así lo pienso; sin embargo, ahora que ha transcurrido algo más de un año después de aquel entrañable y divertidísimo acto de presentación, y pese a que continúa produciéndome la misma alegría que entonces ver “Pétalos de luna” en un libro electrónico; aspiro (además de a disfrutarla en la pantalla grande), a verla impresa en papel. Aspiro a tocarla, a olerla (como dicen los amantes de las hojas) para que aquellos que aún no leen en formato digital, puedan leer mi novela. Para que nadie de cuantos se han interesado por ella se quede sin leerla.

Empecé así la presentación de la novela:
«Pétalos de luna» es una novela que recuerda la urgencia de actuar.

El II Congreso del Libro Electrónico que se ha celebrado estos días en Barbastro ha puesto también de manifiesto la urgencia de actuar: de unir esfuerzos de libreros, bibliotecarios, editores y escritores; de facilitar la lectura, de dar al lector lo que quiera y donde lo quiera; de crear un mercado de libros único para quienes hablamos el mismo idioma; de dejar de poner impedimentos que lo único que hacen es favorecer la piratería… y de otras urgencias que tan bien ha plasmado Darío Pescador en las conclusiones del Congreso.

Enhorabuena a Fernando García Mongay por idear y poner en marcha este encuentro que no solo invita a la reflexión y a la puesta en común, sino, sobre todo, a la acción. Enhorabuena y muchas gracias por haberme invitado a participar en él. Ha sido muy importante para mí. Fue un lujo compartir la mesa redonda con Antón Castro, Luz Gabás y Esteban Navarro.

Las fotos son del maravilloso artista Álvaro Calvo. Todo un lujo.

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«Pétalos de luna» en Huesca

Hablar de “Pétalos de luna” es siempre emocionante. Me recuerda una de las cosas mejores que he hecho; me recuerda mi esencia, lo que soy y lo que deseo ser. Me recuerda que merece la pena el esfuerzo, la perseverancia… Y me recuerda algo que considero fundamental: que debemos amarnos a nosotros mismos y a los otros (cosa que no hacen casi ninguno de los personajes de la novela). Solo amándonos a nosotros mismos podemos llegar a conocernos, a saber qué es lo mejor que tenemos y a ponerlo al servicio de los otros. Y solo amándonos a nosotros mismos podremos amar así, de la misma manera, a los demás. Este es, además del segundo mandamiento (que no dice que hay que amar al prójimo «más» que a ti mismo, sino «como» a ti mismo), la clave para ser felices (cuando uno se ama a sí mismo es más humilde; si le alaban, su ego no crece, y, si le critican, tiene la capacidad de recibir la crítica con gratitud, aunque sea agria).

Gracias a Javi Vázquez por invitarme a su programa ‘Escúchate, de Aragón Radio, donde, además, tuve la suerte de disfrutar de una magnífica tarde en Huesca, mi ciudad natal, y de estar en compañía de cuatro personas a las que admiro mucho: Juanjo Javierre, Orencio Boix, Esteban Navarro y Chema Aniés.

Más tarde, asistí a la presentación del libro de Javi Vázquez, “Cuatro cuentos rusos”, de Ediciones Nalvay, en la Librería Anónima, uno de los grandes tesoros de la ciudad. Fue un placer rencontrarme, después de bastante tiempo, con Carlos Garcés, Miriam Martínez, Sara Ciria y con Cristina Pérez.

La foto la hizo Mariano Gistaín y también grabó el vídeo y me ha animado a publicarlo. Gracias, Amor.

Chema Aniés, Esteban Navarro, María Pilar Clau, Javi Vázquez, Juanjo Javierre y Orencio Boix en el Café del Arte.

Chema Aniés, Esteban Navarro, María Pilar Clau, Javi Vázquez, Juanjo Javierre y Orencio Boix en el Café del Arte.

Con Javi Vázquez en la Librería Anónima

Con Javi Vázquez en la Librería Anónima