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Ciento cincuenta personas me acompañaron en la presentación de «La sobrina» en Huesca
Palabras en las que juntos nos hemos enredado
Un programa de alto rendimiento para desarrollar proyectos empresariales en grado de excelencia
Es un lujo para mí formar parte de este gran equipo de mentores del programa Empléa-T y Emprende de la Obra Social de Ibercaja.
Gracias a este programa se han creado ya más de 310 empresas y se han generado más de 1.220 puestos de trabajo. Está dirigido a todos los emprendedores residentes en Aragón, La Rioja y Guadalajara que deseen participar en un programa intensivo de alto rendimiento para desarrollar y consolidar sus proyectos empresariales en un grado de excelencia.
Empléa-T y Emprende proporciona a los emprendedores todo lo que necesitan para llevar adelante una idea o un plan profesional de forma global, personal y directa. Según la etapa en la que se encuentre su proyecto, pueden elegir entre cinco grados de formación. Tienen, además, a su disposición un equipo de mentores de primer nivel (y me excluyo, claro, de esta afirmación) para trabajar individualmente el desarrollo de tu proyecto.
Encuentros de Comunicación en la empresa
El Centro Ibercaja Huesca ofrece el Ciclo de talleres «Encuentros de Comunicación en la empresa«, que comienza el próximo mes de octubre y se extenderá hasta mayo de 2016. El Ciclo se compone de cuatro módulos de dos meses de duración cada uno:
Módulo I (octubre y noviembre): Comunicar para vender.
Módulo II (diciembre y enero) Escribir y hablar bien, claves de una estrategia empresarial de éxito.
Módulo III (febrero y marzo) Creatividad: la ventaja competitiva primordial para tu empresa.
Módulo IV (abril y mayo) Periodismo de empresa.
Las clases son los lunes y los miércoles de 17 a 19h o de 19 a 21h.
Al final de cada módulo se ofrece un Módulo Exprés: un sábado intensivo de formación en las materias que se han impartido en los dos meses anteriores.
Podéis inscribiros y encontrar más información aquí.
Quizá parezca que la foto con la que acompaño esta información no tiene nada que ver con el Ciclo; sin embargo, sí tiene, ¡y mucho! porque en ese instante comuniqué y vendí. Os lo contaré a los que vengáis al curso.
Es una foto de Álvaro Calvo, premiado recientemente en el «Emerging Talent Awards 2015» de Lensculture, uno de los concursos más importantes del mundo dedicado a descubrir nuevos talentos de la fotografía.
Miradas
Miraba “Miradas”, la exposición con la que la Fundación Ibercaja celebra el 75 aniversario de la apertura de la primera oficina de Ibercaja en Huesca.
Miraba las obras que se muestran en el Palacio Villahermosa. Las que acaparaban mi admiración en el instante de la fotografía eran dos acuarelas de Alejandro Brioso. Una vez lo vi pintar en su estudio. ¡Y yo que pensaba que en colegio lo había aprendido todo sobre la acuarela! ¡Qué ingenua! —eso pensé. Me admiró su técnica y también su obra; sobre todo, aquella que se centraba en la figura humana, aquellos viejos sentados en un banco tomando el sol, o la anciana vestida de negro mirando a la ventana.
Hay obras eternas, que van cambiando con el tiempo, otorgando nuevos sentidos a cada momento.
No se parecían en nada aquellas obras de Brioso a las que me descubrió la exposición de Ibercaja. Las nuevas me gustaron todavía más.
Me fascina observar la evolución: en las costumbres, en las cosas, en el arte y, por supuesto, en las personas. No importa que me guste o no el resultado, lo que me maravilla es la transformación misma, el movimiento.
Las obras que se pueden ver estos días en el Palacio Villahermosa poseen lazos ocultos que conectan pasado y presente. Obras eternas todas que, enraizadas en su tiempo y en su lugar, conceden a quien las mira la oportunidad de contemplar el progreso en veintiséis lienzos.
Y si me cautiva la belleza de la evolución, aún más me seduce la de la diversidad. “Miradas” es una ocasión única para conocer Huesca desde visiones diversas, surgidas todas ellas desde un conocimiento muy íntimo de su paisaje y de su alma.
La exposición, coordinada por Fernando Alvira, reúne obras de Ángel Gutiérrez Fanlo, Esteban Escartín, Leoncio Mairal, José María Lanzarote, Fernando Alvira, Fernando Badías, José Alvira, Alejandro Brioso, Josefina Álvarez, José Generelo, José Beulas, Asunción Laplana, Teresa Ramón y Julio Nogués.
La foto es de Javier Blasco.
Aragón y el respeto a la palabra dada
El Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, ofreció ayer en Zaragoza una conferencia que fue presentada por la directora de la Obra Social de Ibercaja, Teresa Fernández, y por el director de Aragón Exterior, Ignacio Martínez de Albornoz. El objetivo de la Marca España es mejorar la imagen de nuestro país, tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras. Espinosa de los Monteros habló de valores que se le reconocen sobradamente a nuestro país, como la solidaridad, la hospitalidad, la simpatía, y de otros en los que debe mejorar notablemente, entre ellos, el respeto a la palabra dada.
Precisamente esa virtud que España aspira alcanzar de aquí a 2020 es la que ha caracterizado principalmente a los aragoneses desde sus orígenes: la nobleza.
Nobleza, en Aragón, es el respeto a la palabra dada. Según Joaquín Costa, el derecho es lo que define a Aragón. Aunque en su día desapareció el Reino de Aragón, el derecho civil sobrevivió a la ordenación jurídica y, lo más importante, en cada persona y en cada familia. El derecho aragonés se basa en la expresión “Standum est chartae”, estar a lo pactado. Es un aspecto esencial de la identidad aragonesa. Y estar a lo pactado significa “no te voy a engañar”.
José Antonio Marina: «La culminación de la inteligencia es la bondad»
“La culminación de la inteligencia no es el conocimiento, sino la bondad”, dijo el filósofo José Antonio Marina este jueves en Zaragoza. Para él, el sistema educativo se ha equivocado en la jerarquía de los asuntos: ha puesto siempre la verdad como objetivo y, de esta manera, hemos progresado en ciencia y en otras materias de conocimiento, pero hemos fracasado en resolver problemas fundamentales que se habrían resuelto si el objetivo hubiera sido la bondad.
Una persona buena es “una persona que sabe cuál es la mejor solución a un problema que afecta a una comunidad y, además, tiene la valentía de ponerla en marcha”. La función de la inteligencia “no es conocer –aseveró el filósofo–, sino dirigir bien el comportamiento aprovechando la mejor información posible, gestionando las emociones y ejecutando las decisiones”.
“De nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda”, escribió el aragonés Baltasar Gracián, y ayer lo citó José Antonio Marina para ilustrar la importancia de las emociones y los valores en el desarrollo del talento. La capacidad de generar talento es hoy la principal fuente de prosperidad y nivel de vida de un país, y es necesario generarlo, apuntó Marina. Pero hablar del talento no es hablar de inteligencia, sino del uso de la inteligencia. Definió el talento como “la capacidad de elegir bien las metas y movilizar los conocimientos emociones y decisiones necesarias para alcanzarlas”.
Todos necesitamos sentir que progresamos, sentir que ampliamos nuestro campo de acción, y para ello hemos de ponernos metas. “Mediante las metas nos seducimos desde lejos con un proyecto bello, porque no estamos hechos para la mediocridad”, dijo José Antonio Marina y subrayó que es importante no perder en ningún momento el significado de lo que estamos haciendo, no olvidar que estamos en el camino hacia esa meta.
José Antonio Marina ama la poesía porque cree que ilumina la realidad, «nos descubre los pequeños tesoros que están en las cosas y nos pasan inadvertidos y nos hace ver lo cotidiano de un modo más brillante, más emocionante, más divertido». Y ama el baile (quiso ser bailarín) por la capacidad que tiene de transformar el esfuerzo en una cosa bella, algo que, según él, no se da solo en el baile, también se da en el pensamiento, en las relaciones y, por supuesto, en el aprendizaje.
Estamos en la era del aprendizaje, la era que nos exige a todos el esfuerzo de seguir aprendiendo cada día y para siempre; sin embargo, ese esfuerzo “no es una condena sino una bendición que nos mantiene jóvenes”. Puesto que hemos de seguir aprendiendo, ¿por qué no nos ponemos como objetivo la bondad?