(Del perfil de Facebook de Ignacio Martínez de Pisón)
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«En países como México, los escritores no tienen que tributar por los ingresos generados por sus libros. Se supone que es la manera en que la sociedad les compensa en vida por una enajenación que se producirá muchos años después de su muerte, cuando sus obras pasen a dominio público. (…)
No creo que los novelistas tengamos derecho a privilegios como los de la legislación fiscal mexicana. Pero tampoco creo que a un creador que ha cotizado durante décadas como autónomo se le pueda discutir su derecho a percibir una pensión cuando alcance la edad de jubilación. La polémica ha llegado a los medios recientemente, aunque parece que hace tres años que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social tomó la decisión de obligar a los escritores jubilados a elegir: o seguir escribiendo o cobrar la pensión. Mi novela favorita de Miguel Delibes es El hereje, que retrata la Castilla del siglo XVI, sacudida por convulsiones religiosas y expuesta a fanatismos de distinto signo. Pues bien, Delibes escribió El hereje a los setenta y ocho años. ¿Cuántas novelas como ésa no existirían si sus autores, apremiados por la Seguridad Social, hubieran optado por abandonar la escritura para poder cobrar su pensión?
El simple hecho de que un gobierno exhiba con tanta alegría su afán de penalizar la cultura resulta aberrante. (…) El gobierno español está obligado a promover la creación cultural pero, aunque sólo fuera por defender ese interés general del que tanto habla, tendría que garantizar precisamente que los creadores pudieran seguir trabajando. Y, desde luego, tributando por ello: me pregunto cuántas pensiones ajenas ayudó a sufragar el anciano Miguel Delibes con El hereje, que se mantuvo durante meses en las listas de libros más vendidos.»