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Carlos Barrabés: «El talento es la clave de los territorios»
Según el empresario Carlos Barrabés, nos encaminamos hacia un mundo cada vez más competitivo para el que se necesita un talento extra. Barrabés afirma que la base del discurso filosófico ha virado hacia las personas. «El mundo es personal y no local -dice el empresario-. El mundo es global por naturaleza y es también personal. Internet hace que el mundo sea personal. La localidad es secundaria». Explica Carlos Barrabés que «de ese mundo personal y global emergen las experiencias y de esas experiencias surge la marca y de esa marca surge el futuro: o tienes marca o eres low cost. Y tener marca exige crear historias y saber contarlas».
Barrabés dice que «estamos ante una tercera revolución industrial en Occidente cuyo foco es humano. No puedes tener un empresa que cada día cuando abra no haga que el mundo vaya mejor. Las personas cuando utilizan los servicios y productos de una empresa tienen que tener una experiencia positiva; de otro modo, la empresa no tiene futuro».
La nanotecnología, la genética y la robótica son el futuro, según Barrababés, y la nueva productividad es la productividad de los recursos. El empresario afirma que el puesto de trabajo es cosa del siglo XX y que Internet nos va a permitir trabajar en diferentes lugares y tareas. Este pionero del comercio electrónico dice que solo tienen futuro los territorios que sean capaces de cultivar el talento e insiste en la importancia de crear escuelas, especialmente de diseño, por supuesto, digital, y en la necesidad de coinnovar, de establecer alianzas que motiven a explorar lo desconocido.
Os recomiendo ver esta conferencia que ofreció Carlos Barrabés en Barbastro en una jornada titulada «Redes sociales para vender» que organizó la Comarca del Somontano:
Eloy Fernández Clemente: «»Pétalos de luna», intriga bien trazada, compleja, llena de claves y flashes»
Así dice el gran Eloy Fernández Clemente de «Pétalos de luna» en Andalán:
«Hay amores, desaforados amores, pero también una intriga bien trazada, compleja, llena de claves y flashes. Y promesa de futuros libros, porque la autora domina por completo los registros.»
Es un honor. Yo sé que él es muy exigente.
Gracias, Eloy.
Acompaño sus palabras con una foto de la presentación que me hizo mi sobrino Pablo. ¡Ole fotógrafo con solo cinco años!
María Pilar Clau y «Pétalos de luna»: «Aún se puede morir de amor» (Entrevista de Antón Castro)
Esta es la entrevista que me hizo el escritor y periodista, Antón Castro (Premio Nacional de Periodismo Cultural) para el suplemento «Artes y letras» de Heraldo de Aragón.
Antón la publicó completa en su blog.
Gracias, Heraldo de Aragón y Antón Castro.
Siembra y comunicación
“Hay un tiempo para todo y todo lo que sucede debajo del sol tiene su momento”. Tiempo de sembrar y tiempo de recoger. Tiempo de escuchar y tiempo de hablar. Tiempo de leer y tiempo de escribir. Todo es hermoso en su tiempo y todo tiene su beneficio.
Ha sido este un esmerado tiempo de siembra, de escucha, de lectura y de silencio. Por eso no he escrito mucho aquí. La comunicación también exige silencio, observación y reflexión.
He aprendido (y aprendo) de la agricultura (tengo la fortuna de tenerla muy próxima) las mejores lecciones; las más elementales y las más sublimes. La agricultura contiene la esencia de toda la sabiduría. Es un estímulo para mí observar el trabajo del agricultor. Cuando siembra, va al campo antes de que salga el sol y no regresa hasta que la bóveda celeste muestra con precisión cada una de las estrellas.
El esfuerzo, la calidad de la semilla, las condiciones de la tierra que la recibe, el tiempo, etc. son las claves de una buena siembra. Después se ha de esperar unos meses para recoger aquello que ha sembrado.
Con la comunicación sucede algo semejante: el esfuerzo del emisior, la calidad del mensaje, las condiciones del receptor o receptores, el canal, el momento… Todo ha de ser cuidadosamente elegido. Y, como sucede con la siembra, también es necesario un tiempo de espera para recoger los frutos.
Aquí estaré para compartirlos con todos.
Encuentros de Comunicación en la empresa
El Centro Ibercaja Huesca ofrece el Ciclo de talleres «Encuentros de Comunicación en la empresa«, que comienza el próximo mes de octubre y se extenderá hasta mayo de 2016. El Ciclo se compone de cuatro módulos de dos meses de duración cada uno:
Módulo I (octubre y noviembre): Comunicar para vender.
Módulo II (diciembre y enero) Escribir y hablar bien, claves de una estrategia empresarial de éxito.
Módulo III (febrero y marzo) Creatividad: la ventaja competitiva primordial para tu empresa.
Módulo IV (abril y mayo) Periodismo de empresa.
Las clases son los lunes y los miércoles de 17 a 19h o de 19 a 21h.
Al final de cada módulo se ofrece un Módulo Exprés: un sábado intensivo de formación en las materias que se han impartido en los dos meses anteriores.
Podéis inscribiros y encontrar más información aquí.
Quizá parezca que la foto con la que acompaño esta información no tiene nada que ver con el Ciclo; sin embargo, sí tiene, ¡y mucho! porque en ese instante comuniqué y vendí. Os lo contaré a los que vengáis al curso.
Es una foto de Álvaro Calvo, premiado recientemente en el «Emerging Talent Awards 2015» de Lensculture, uno de los concursos más importantes del mundo dedicado a descubrir nuevos talentos de la fotografía.
El poder de las personas
Ahora que las redes sociales nos están devolviendo el poder a las personas, las empresas y las instituciones lo tienen chupado.
Tienen la oportunidad de escucharnos, de entendernos, de atendernos, de respondernos, de saber lo que necesitamos y lo que queremos, lo que nos gusta y lo que no, lo que nos hace felices. Así es difícil que lo hagan mal. Salvo que todavía no hayan comprendido que el poder, cada vez más, lo tenemos las personas. Salvo que todavía no se hayan dado cuenta de que el suyo va a estar a expensas de nosotros; mejor dicho, de lo que hagan por nosotros.
Las victorias en las redes sociales no se alcanzan poniendo euros encima de la mesa. Aquí, las victorias se obtienen con otras monedas: verdad, humildad, empatía, sensibilidad, interés por los demás, capacidad de influir y de convencer… Los nuevos canales de comunicación nada tienen que ver con los viejos.
Mezcla de comunicación, marketing y gestión social, las redes son el alma social de las organizaciones. El alma que las respira. El alma que anima, que da la cara y que no deja a los seguidores con el tuit en la boca (una aplicación que suelta tuits a la hora que se le indica no es un alma, es una máquina). El alma ha de ser una persona humana capaz de establecer, en nombre de la organización, relaciones reales y transparentes.
Consideran algunas organizaciones que cualquiera que se maneje bien con las nuevas tecnologías puede comunicarse en nombre de la empresa a través de las redes sociales. Y no se dan cuenta de que lo que están poniendo en juego es su reputación, su imagen y, en consecuencia, su marca.
Las posibilidades de cometer errores en las redes son muy altas. Una mala estrategia, una muestra de falta de respeto, un descuido o un mal uso del lenguaje pueden dar al traste con la mejor marca. La persona que gestione las redes sociales de una empresa habrá de tener, al menos, experiencia en comunicación, capacidad de gestión en situaciones complejas, facilidad de trato personal, habilidades emocionales y, por supuesto, dominio del lenguaje. Un error tecnológico es perdonable, un error en el lenguaje (frases mal construidas, fallos gramaticales o sintácticos, faltas de ortografía…) es un destrozo para la imagen. Y si no que se lo digan al secretario de estado de Educación que nos invitaba “ha visitar” no sé qué. Tanto debió de ser su bochorno que cerró su cuenta de Twitter (pero sigue siendo secretario de Estado de Educación. Quizá respeta más el Twitter que la Secretaría de Estado, o quizá considera que para estar en Twitter se necesitan más conocimientos de ortografía que para estar en el Ministerio)
Ahora que las redes nos devuelven el poder a las personas, las organizaciones tienen la oportunidad de aprender, de inspirarse, de mejorar, de influir, de convencer y de hacerse más humanas. Ahora que el poder lo tenemos las personas, las empresas necesitan un buen Community Manager.
Forges
Ya habíamos terminado de comer cuando Noa, la preciosa hija de María José, ha llegado del colegio. Ha abierto la cartera, ha sacado unas hojas de papel y unos lápices y se ha puesto a trazar algunas letras al lado del gran dibujante. Él le ha pedido una hoja y le ha dibujado una lagartija. No ha puesto su firma pero no era necesario, viene impresa en cada uno sus trazos. Inconfundible Forges.
Cuánto me gustaría que algún día, al leer cualquier fragmento que yo escriba, adivinen que soy yo la autora. Mientras, ensayo, pienso, miro y aprendo de los grandes, de los que ya lo han conseguido.
Ha sido un privilegio comer con Forges, mucho más que un genial dibujante. Aún más que sus dibujos deslumbran su inteligencia, su simpatía y su extraordinaria amabilidad.
Literatura RSC
“No se puede huir de la vida. En mis tiempos no se hablaba tanto de felicidad. Si llegaba, la agradecíamos. Pero también hay otras cosas que son igual de importantes y que compensan y tranquilizan el espíritu: el deber, el sentido de la responsabilidad”.
Escuché esto recientemente en una película de 1942, Como ella sola, dirigida por John Huston y protagonizada por Bette Davis y Olivia de Havilland. Se me quedaron grabadas esas palabras con las que el padre responde a las quejas de su irresponsable hija sobre su infelicidad.
Sin sentido de responsabilidad es imposible encontrar sentido a la existencia. Cuando falta la responsabilidad sobrevienen la injusticia, el caos, el desconcierto, la desconfianza y la infelicidad.
Quien renuncia a su responsabilidad está renunciando a su libertad.
«Vivir exige mucha responsabilidad”, dice Sándor Márai en su novela La hermana. Y la responsabilidad, además de libertad, implica valentía. La responsabilidad tiene que ver con elecciones ante una encrucijada de alternativas. Estamos constantemente eligiendo; a veces de manera consciente y otras de manera inconsciente.
El escritor debe tener un sentido muy exigente de la responsabilidad personal. El ejercicio de escribir obliga a elegir en cada frase, en cada palabra, en cada pensamiento y, como no, en cada personaje que construimos.
“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos”, dijo José Saramago. También los personajes literarios son según son su memoria y su responsabilidad.
Uno de los personajes literarios que más me fascina y precisamente por su estricto sentido de la responsabilidad, es Johanna Sansíleri, protagonista de la última novela de Álvaro Pombo. Cuando muere su marido, descubre que había estado engañándola durante años, que tuvo una doble vida con otra mujer y, lejos de culparle a él o la otra mujer, busca en sí misma el motivo que llevó a su marido a engañarla.
También otro personaje, Henrik, de El último encuentro (Sándor Márai) asume, si bien casi al final de su vida, que tuvo su parte de responsabilidad en la infidelidad de su esposa.
La responsabilidad tiene que ver con la conciencia, con estar presente en cada acto. La realidad es el resultado de actos racionales y de impulsos irracionales. Y también la ficción, puesto que son los personajes los que legitiman la acción.
“Nos guste o no, todo lo que nos sucede es consecuencia de las decisiones que tomamos en el pasado”, dice Clara Barrabes, la narradora de Pétalos de luna.
Muchísimas gracias a Social in Way por invitarme a participar en sus interesantísimos cafés RSC.
Aquí podéis ver la película completa de John Huston que mencionaba al principio:
El encanto de lo escrito
Las palabras escritas son mágicas. Lo dice uno de los expertos internacionales más destacados en el ámbito de la psicología cognitiva y el lenguaje, Manuel Carreiras. Y lo dice porque cuando las vemos, no podemos hacer otra cosa sino leerlas.
Los mensajes que nos llegan a través de la lectura resuenan más en el cerebro que los mensajes que oímos; tienen la capacidad de alcanzar nuestro subconsciente e influir en él. Las palabras poseen un extraordinario poder para conseguir nuestros objetivos. Son imprescindibles para atraer la atención y para seducir. Manejar bien el lenguaje escrito hace que saquemos lo mejor de nosotros mismos.
La escritura es el escenario donde el pensamiento se serena. Es un acto comprometido con la sociedad, con la actualidad. Nos obliga a articular nuestra inteligencia, nuestro pensamiento. El esfuerzo por expresar por escrito mejora la imaginación y la creatividad. Los secretos de la escritura nos hacen más eficaces en el desarrollo de los planes y en el logro de nuestros propósitos. Las palabras son las mejores opciones para cambiar el curso de una idea, de una empresa. La escritura engrandece o empobrece los proyectos y la imagen de las personas. La destreza estilística y la estrategia narrativa son tan importantes para la buena marcha de una empresa como lo son las ideas y los números.
Me infunde un gran entusiasmo el dar este curso de Escritura en el IAF. Es, sin duda, mi materia favorita. Aspiro a persuadiros de que si os empeñáis en aprender a escribir bien vuestra vida se expandirá de forma insospechada tanto en lo personal como en lo profesional.