Lourdes, la hermana de mi cuñada, organizó una fiesta sorpresa para celebrar el cumpleaños de Fran, su marido. Llevaba semanas preparándola. El día señalado (el sábado), gracias a la complicidad de algunos amigos, consiguió que Fran pasara toda la tarde fuera de casa, y así pudo ocuparse de los últimos detalles. Casi había terminado cuando llegaron mi hermano y mi sobrino Pablo (de tres años). Lourdes les pidió que fueran al lugar donde se encontraba Fran, quien nada sospechaba, para distraerle un ratito mientras iban llegando todos los invitados. Así lo hicieron. Pablo iba delante y, tan pronto como vio a Fran, corrió hacia él entusiasmado:
-¡Tío Fran! ¡¡Te están preparando una fiesta sorpresa con globos y todo!!